La historia de calidad de Cal Rovira

Cal Rovira es tradición y calidad. La tercera y cuarta generación conviven en este negocio familiar cuyos productos, a día de hoy, están presentes en los mejores restaurantes. Es una explotación porcina de ciclo cerrado, es decir, que hace todo el proceso de crianza, desde el nacimiento hasta el engorde.

“Cerrando círculos” es la expresión de una forma de vida, la filosofía de producir de acuerdo con las formas artesanas tradicionales y de controlar todos los procesos productivos.

El círculo empieza en la tierra, que es el origen de todo y lo que da sentido a lo que son: una familia campesina. Una parte importante de los cereales que posteriormente serán convertidos en pienso para los animales, proviene de su explotación. Cebada, maíz, soja, guisante y aceite de soja constituyen la base de la alimentación de cerdos, terneras y pulardas. El pienso también se elabora en su propio molino, lo que les permite dar prioridad a la calidad orientada hacia la obtención de alimentos con un claro objetivo: criar animales sanos, equilibrados y con un alto valor gustativo.

El proceso continúa en las granjas de cerdos donde, a partir de una rigurosa mezcla genética, consiguen un cerdo poco conformado, con una buena infiltración de grasas. Ello es fundamental para ofrecer una excelente gama de productos (butifarras, butifarras de perol, bulls, sobrasada, lomo, chuletas, costilla…) que profundiza en el gusto tradicional y busca los sabores auténticos de una elaboración fruto de la experiencia de generaciones.

Y, así, hasta la mesa, donde se cierra este círculo lleno de entusiasmo y pasión.

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